Tal
vez esos sueños constantes debieron ser tomados como premonición o tal vez el
repentino cambio de humor debió ser tomado como un augurio perverso de lo que
sucedería.
Noche tras noche me encontraba en el mismo callejón sin saber cómo había llegado allí y con la extraña sensación de conocer cada rincón de aquel lugar.
Noche tras noche me encontraba en el mismo callejón sin saber cómo había llegado allí y con la extraña sensación de conocer cada rincón de aquel lugar.
Sobresaltado sentía como mi respiración y mi corazón se agitaban sin cesar; al mismo tiempo miles de horrorosas imágenes bombardeaban mi mente y justo al sentir que mi cabeza estallaría me encontraba de nuevo en mi habitación envuelto en llanto y en medio de una gran confusión.
Noche tras noche la misma historia, solo podía sentir alivio al despertar, incluso las noches para mí se convirtieron en una inmensa tortura, no quería cerrar mis ojos y sentir de nuevo ese inmenso terror que taladraba mi ser cada noche.
Café, algo de alcohol y unos cuantos cigarrillos se convirtieron en mi forma de apaciguar ese sentimiento que me embargaba, un temor desconocido e infundado que crecía en mi interior como un cáncer... al comienzo imperceptible pero que rápidamente comienza a extenderse y a carcomer todo a su paso.
No
podía concentrarme en absolutamente nada, en cualquier momento esa extraña
sensación me invadía de nuevo, y ya no podía escapar, ni siquiera estando
despierto.
Mi vida empezó a tornarse un verdadero suplicio, no encontraba lugar alguno donde pudiese sentir un poco de paz, me aleje de todo y de todos.
Mi vida empezó a tornarse un verdadero suplicio, no encontraba lugar alguno donde pudiese sentir un poco de paz, me aleje de todo y de todos.
Los
simples comentarios se me antojaron mezquinos, las sonrisas insípidas y los
saludos agrios cualquier pequeñez provocaba en mi una ira incontenible, un sentimiento
perverso que deseaba destruir todo y a todos a su paso.
Realmente
creo que nunca lo pensé, tal vez en algún instante la idea cruzó por mi mente,
pero debió ser tan fugaz que no pude percibirlo... hasta que fue demasiado
tarde, hasta que esta ya se había apoderado de cada célula existente ...
Deje
de respirar unos segundos y todo pareció tener sentido en mi cabeza, decidí sin
darme cuenta que terminaría con todo lo que odie, con todo lo que me transgredió,
lo que me hirió aunque hubiese sido de la manera más insignificante.
Hacia
algunos meses había encontrado de manera fortuita la receta, y decidí sin
saberlo que sería de esta manera como todo sucedería.Una invitación fue enviada y la familia acudió a pasar un fin de semana tranquilo en una hermosa casa a las afueras de la ciudad. Un maravilloso festín fue servido y todos devoraron hasta saciarse.
El fin de semana fue tan efímero como un sueño y de nuevo la rutina de la semana empezó, un postre fue ofrecido y en menos de diez minutos concurrieron todos a extasiarse con tan increíble manjar.
Todos
absolutamente todos celebraron tanta amabilidad y nadie absolutamente nadie
desprecio el presente, definitivamente esta en nuestra naturaleza querer
beneficiarse sin esfuerzo alguno, sin razón alguna, que repugnante!.
Como
siempre todo es cuestión de tiempo y esperar hace que se aprecien mejor las
cosas; al igual que en la hermosa casa tome los audífonos y me prepare para lo
que vendría... los acordes de Carmina Burana emergieron a mis oídos en una sinfonía
majestuosa mientras uno a uno veía caer a mi alrededor a todos mis verdugos.
Fue
la imagen más hermosa que jamás hube visto, se desplomaban uno a uno mientras
la música llegaba a su apogeo, me sentí dirigir la sinfonía perfecta... no hubo
gritos ; solo magníficos coros brotando de aquellos rostros.
Mi
corazón se sentía estallar, creo que nunca contemple una belleza tan extrema
creo que nunca había apreciado la obra de Carl Orff como en aquellos días
cuando su obra se fusionó con la mía.
Al
final un hermoso silencio sobrevino y a mi alrededor un campo de rostros en paz
florecía, camine casi flote sobre ellos y solo pude agradecer en silencio su
generosidad para llenar mi alma con algo de regocijo... hacia tanto tiempo que no era
capaz de sentirlo.
Salí
del edificio tranquilamente y camine sin rumbo por unos instantes y sin notarlo
me encontré en aquel callejón que había soñado tantas veces pero todo era
diferente; ya no era el miedo el que me embargaba, ya no era la oscuridad lo
que percibía, ya no veía las imágenes que taladraban mi cabeza, solo paz una infinita paz era lo que sentía.
Definitivamente todo podría ser mejor, lo intuí y
en aquel momento decidí dejar la poción que había reservado para mí.
Había alejado aquella terrible sensación aunque no
supe por cuanto tiempo, bueno la verdad eso no importa porque logré apaciguar
mis demonios y cuando sea necesario sabré como apaciguarlos de nuevo...
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