Jamás imaginé, que tu partida sería
tan pronta.
Jamás
imaginé, que la herida sería tan honda.
Le
supliqué a la vida, que te dejara conmigo.
Y
solo se río y me trató como a enemigo.
Con todo mi corazón, te amé!
Con
toda mi alma, te lloré!
Con
toda mi furia, reclamé!
Con
toda mi fe, solo oré!
Y aunque al parecer, no sirvió de nada.
Y
mi corazón, se convierta en hielo.
Solo
espero que tu nueva morada.
Sea
lo que se supone, es el cielo.
Dedicado a Maximiliano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario